Te escribo entre cajas. Estoy rodeada. Sí, estamos de zafarrancho de mudanza. ¿¡Otra vez!? Cómo dijo mi madre cuando se enteró. Así es, de nuevo en marcha, mamá.
Pero esta vez está siendo totalmente diferente. Al principio no era capaz de arrancar. No sabía por dónde empezar. No entendía qué estaba pasando; porqué no iba fluido como siempre.
El ‘arte de la mudanza’ ha sido ampliamente practicado por esta familia, especialmente en la última década: 6 casas y 4 colegios en los últimos 10 años; son los números que avalan nuestra experiencia.
Sin embargo, no lograba comenzar a empaquetar nuestros enseres. Mi hijo sí había empezado y yo lo miraba entre aliviada y sorprendida: ¿cómo puede hacerlo?
Y es que siempre nos hemos mudado de una casa a otra. Habitualmente (aquí cabría esa expresión que tan poco me gusta: ‘es lo normal’) uno pasa de la “casa A” a la “casa B”. Y esto facilita mucho, claro, a la hora de tomar decisiones con respecto al movimiento.
Esta vez todavía no hay “casa B”. Es decir, no está aún definida la casa destino a la que llegaremos a construir el nuevo hogar. Y esta indefinición estaba causando mi parálisis.
De pronto “cayó la ficha”. Tomé consciencia de que este ‘no saber’ me estaba generando tal vértigo que no estaba siendo capaz de empezar a caminar.
Al darme cuenta ya pudo entrar la luz y así comprendí la gran oportunidad que tenía por delante.
Fue al llegar la noche de aquel día, en el momento de entregarme al descanso, en ese tiempo de duermevela que antecede al sueño, cuando intencioné la pregunta de “¿cómo hacerlo esta vez?, ¿cuál era el camino más sencillo?
Sí, lanzo mis cuestiones, dudas, incertidumbres y reflexiones a la Vida, las envío a mi interior, para que esa voz sabia pueda expresarse y con el nuevo día llegue hasta mí trayendo claridad. A veces, es necesario abrir un intervalo mayor, ahí entran mis conocidos ‘tres días y tres noches’ pero de eso puedo hablarte otro día.
La respuesta que llegó me decía que esta vez no cabía preguntarse si lo que quiero que venga con nosotros tendrá o no espacio en la nueva casa (porque aún desconocemos cómo será) pero sí podía preguntarme si lo que está por embalar lo quiero en mi “nueva vida”, porque cada nuevo comienzo es eso como una nueva vida que sigue al movimiento de la mudanza. Y así fue cómo establecí un criterio que no había puesto en práctica hasta ahora, 2 apartados:
SÍ, lo quiero en mi nueva vida NO, es tiempo de soltar
Aquí surgió una dificultad añadida que me acontece a la hora de desprenderme de objetos queridos, aún útiles y deseados, y es qué hacer con aquello que dejo atrás.
Esta cuestión te voy a confesar ha sido siempre un ‘agujero negro’ de tiempo y energía; porque ir decidiendo a cada momento qué suerte correrá lo que ya no quiero ralentiza muchísimo el ritmo de la mudanza.
Así que esta vez he habilitado una habitación para todo lo que no quiero en mi nueva vida; y aquello que he elegido “dejar ir” va directamente allí, sin más, con la tranquilidad de que de este modo estoy permitiendo que se abra espacio vacío y en mi nueva vida haya sitio libre para recibir todo lo nuevo que está por llegar.
De este modo te cuento en tiempo presente que estoy viviendo felizmente esta primera mudanza de ‘salto al vacío’ que está resultando un gran ejercicio de limpieza profunda y desapego.
Con mucho agradecimiento hacia lo que estoy soltando y gran alegría también cuando mis seres queridos encuentran ‘tesoros’ en aquello que está siendo regalado. “Almu, ¡esto es como el día de Reyes!” Y yo sonrío, mientras siento una amplia satisfacción al ver que se está dando un feliz cambio de manos que nuestros enseres (libros, ropa, juguetes…) van a ser disfrutados por otras familias, sabiendo que a nuestra vida llegarán otras novedades, seguro. Y yo me siento ligera; estos días me acompaña una sensación de ligereza que me lleva a pensar que en cualquier momento echo a volar.
Te sigo contando en otro momento, ahora continuo con el zafarrancho!
No espera, que te quiero compartir algo más. Mientras escribía se me ocurrió pensar en qué saludable sería hacer este ejercicio en cualquier tiempo, o mejor aún: cada cierto tiempo. ¿Te imaginas? Me refiero a pararnos a mirar lo que nos rodea y elegir conscientemente si queremos que continúe en nuestra vida.
Mágico y liberador ese instante en el que llega el movimiento y permite que entre la luz y se sacuda el polvo acumulado. Cuando te sorprendes mirando con ojos nuevos y de repente ese vestido que ya no va contigo se convierte en una falda estupenda que te encanta. Esto último me acaba de suceder.
Ahora sí, es tiempo de seguir con la mudanza.
Un cálido abrazo alado para ti.
2 comentarios en «primera mudanza al vacío»
Wow!! Gracias Almu por tu sinceridad, por mostrar que todos vivimos momentos de miedo e incertidumbre. Aunque eso significa dar un paso adelante para seguir caminando hacia donde uno desea con coherencia.
Enhorabuena ya que el viaje juntas ha sido maravilloso y todo lo que estás haciendo te lleva a abrir las puertas a otra nueva etapa de la cual tendrás mucho que aprender y disfrutar.
Gracias, gracias y millones de gracias por tus palabras 😍🙏🏼
Agradecida por este primer comentario Marta, y ese primer paso que nos hizo iniciar un viaje juntas hace ya 9 meses. Fue el comienzo de la gestación de este proyecto web que hoy es ya una realidad manifestada. Y así en la danza de la vida, continuamos dando pasos cada día; algunos, como esta mudanza que estoy experimentando ahora, es un primer gran paso hacia una nueva etapa, sí. Y claro, surge el vértigo, aunque también y con más fuerza, el entusiasmo. Allá vamos, siempre adelante, confiando y cantando! Un fuerte abrazo, con mucha gratitud!