Será verde.
¿Por qué?
Porque así son los raros, me decían.
Pero mi rareza
la siento azul marino.
¿Puede ser?
Un día comprendí que sí.
Que puede ser
todo lo que quiera que sea.
Aunque me rodee
un mundo pre-definido,
siempre puedo salir de la rueda;
al ritmo de mi melodía,
la que suena en mi interior.
Ayer aprendí una lección.
Enseñanzas de la Vida,
que llegan al corazón.
Entendí que alcanzar la Paz
pasa por el respeto y escucha profunda
a mi voz interior.
La honestidad y la coherencia
conmigo misma
me encamina hacia la libertad,
directa a mi libertad.
Permitirme sentir
lo que surja en cada momento
y expresar lo que necesito.
Aceptar la Vida
en su condición cambiante;
sabedora de que los errores
no existen.
Todo es perfecto
tal y como se da.
La muestra de una realidad
entre infinitas posibilidades.
Me enfoco hacia la apertura.
Aparto el juicio y la suposición.
Estoy aquí para vivir.
Vivir libre de ataduras,
creencias y corsés,
que ahogan
mi crea-ti-vidad.
Lo observo
y sigo caminando.
Soy única, igual que el resto.
Seres idénticos,
con rarezas propias.
¡Viva la diferencia
que nos iguala!
1 comentario en «un perro azul marino»
Muy bonito…me encanta.