Un día comprendes
que somos seres
redondos,
completos,
perfectos,
también duales.
Y ahora me veo
en mi totalidad,
con mis luces
y mis sombras.
Aprecio el brillo
que otros admiran,
y abrazo la oscuridad
que me incomoda mostrar.
Y ahí descanso.
Respiro en la perfección
que SOY;
tal cual soy en cada instante.
Soy sin esfuerzo,
sencillamente.
Y entonces hay Paz en mí.
Disfruto de la rendición.
Se acabó la lucha.
Me acepto completamente.
Y descubro la bondad
en mi mirada;
y aprecio tu luz,
y abrazo tu sombra,
y descansamos juntos.