El miedo a sufrir es el que te lleva a decir no a la vida.
Cuando despiertas a cómo funciona la vida y comienzas a comprender que tú eres el creador, la creadora, de tu vida, es como nacer a una nueva realidad, llegar a un nuevo planeta en el que todo está por conocer, que has de explorar, que se rige por otras leyes (universales) que tienes que aprender. En esta nueva frecuencia, no hay lugar para la queja, tampoco para el victimismo, se acabó poner la responsabilidad fuera; yo soy quién está al frente de los comandos que gobiernan la nave que crea mi realidad.
Y puede que surja la culpa y/o la vergüenza. Si yo soy quién creó todo hasta aquí, ¿cómo he podido tratarme tan mal, sufrir, abandonarme, no hacerme responsable de mí? Sencillamente porque no sabías quién eras, ni lo que estaba sucediendo. Vivías desde tus heridas, desde tu sistema de creencias inconsciente, desde lo que creías que era la vida y lo que eras tú como parte de ella, y en este creer estabas creando, sin darte cuenta, tu propio mundo interno que se reflejaba externamente.
En esta nueva realidad de la que hablo, tus heridas se convierten en maestras, porque en la resolución de lo que siempre fue tu mayor dificultad vas a encontrar la maestría que necesitas desarrollar en tu vida. Y es que solo cuando salimos de lo confortable, la creatividad se activa y desenvolvemos nuevas capacidades y brotan nuestros talentos y dones ocultos.
Bajando a la práctica sería algo así como, haciendo aquello que más te cuesta, eso a lo que te resistes, es cómo vas a encontrarte contigo en tu pleno potencial.
Por ejemplo, imagina que cuando eras pequeño y eras tú mismo no encontrabas la aprobación y el reconocimiento de los demás. Entonces aprendiste que tenías que encajar, hacer lo que se esperaba de ti para ser aceptado.
Puede que quedara grabado en ti que “no eres suficiente por ti mismo”, que tienes que demostrar, incluso realizar grandes hazañas porque cuanto más difícil sea lo que consigues, más reconocimiento vas a obtener y eso aumenta tu valor, tu autoestima.
Como defensa a esa herida, pudo surgir después el miedo a hacer algo que no sea correcto, que en realidad te está protegiendo, para no volver a sufrir, porque no hacer lo esperado tuvo repetidamente una consecuencia-castigo.
Volvamos a la nueva realidad a la que acabas de nacer. Si este fuera tu caso, cuando te encuentras con este lienzo en blanco que pone tu vida en tus manos, puede que te sientas perdido, que no sepas qué hacer, que no te veas suficiente, ni capaz de lograr por ti mismo; que sientas el vértigo que brota ante el vacío de lo nuevo o incluso el miedo a vivir desde la responsabilidad creativa.
¿qué hay debajo de la máscara que creaste para quedar bien con el mundo y también contigo mismo?
¿qué parte de ti ocultas, porque no te gusta, porque no te reconoces en ella y la rechazas una y otra vez?
Alumbrar con la linterna de la consciencia allí donde hay oscuridad dentro de ti, llevar luz a las partes oscuras, es el camino hacia la alquimia que te reconecta contigo, que te lleva de vuelta a descubrir cuál es tu verdadera esencia.
Mientras el miedo te lleva a querer controlar las situaciones; nace de la desconfianza, de no querer volver a sufrir. Aunque, en realidad, la salida al sufrimiento está en la entrega.
¿Y si todo estuviera exactamente en el lugar preciso para nuestra mejor evolución?
¿Y si hubiera un plan divino superior que nos guía? ¿Y si nuestra alma supiera cuál es el mejor camino de experiencias que precisamos vivir y nos las facilitara? ¿Y si la vida nos trajera todo lo que necesitamos sin tener que estar en una búsqueda ansiosa?
¿Y si acabaras de nacer de nuevo, aunque esta vez siendo consciente? Y tocara vivir tu propio proceso de desarrollo y re-evolución para reconocerte nuevamente en tu esencia. Dando un paso detrás de otro. Observando con curiosidad, aprendiendo con humildad, descubriendo frecuencias ‘hermagas’ que sean aliadas; explorando y abriéndote al campo de infinitas posibilidades, en la confianza de que se va a concretar aquello que sea necesario para manifestar tu mejor versión.
“Aprende de ti, de tus caídas, de cómo te levantas cada vez, de transformar tu realidad y hacer alquimia con lo que hay, ya está todo. Confía.” Es el mensaje-guía que recibí de mi Ser y te comparto como cierre de este artículo, por si te resuena.
Un cálido abrazo,