Cuando me encuentro
con una mirada maestra,
lo agradezco y recibo
como una nueva ventana
por la que asomarme a mirar.
Otras realidades,
antes no imaginadas,
entonces son posibles.
Ayer, la mirada maestra de mi amigo Paquito
hizo posible que llegara a mi corazón la comprensión
de lo que significa ‘estar disponible’ para la Vida.
Abrirse a una actitud de disposición verdadera
es un paso al frente en ese CONFIAR en la Vida con mayúsculas.
Entenderse pequeño frente a la grandeza que nos rodea;
Saberse aceptado plenamente y perfecto en esta existencia;
Intuirse más allá de los propios límites que se muestran;
Comprenderse parte de un todo que le da sentido.
Alzar la mirada para dar las gracias,
mientras el corazón se muestra sin vestiduras.
Rendirse a la realidad que se abre paso,
celebrando la perfección que atesora lo imperfecto.
Las miradas maestras son como llaves maestras
capaces de abrir puertas a nuevos mundos.
Son instantes de lucidez que están en cada ser.
Cuando mágicamente se dan, traen la claridad.
Los niños nos regalan sus miradas maestras generosamente,
re-cordándonos que se puede mirar la vida con otros ojos,
los de la CONFIANZA y la ENTREGA alegre.
1 comentario en «Miradas maestras»
Me encantan tus palabras, gracias