Si nos miramos como una semilla estelar, contenemos el potencial infinito del todo, pero necesitamos germinar, rompernos, salir del molde, de la rigidez de lo que nos limita, soltar el corsé de las creencias limitantes, para que la expansión pueda darse.
Hay un tiempo de oscuridad, así como lo es para la semilla. En la tierra es donde se produce el tránsito para la planta, y precisa su tiempo para la germinación y el inicio del crecimiento. Una vez que alcanza la luz, que ya sale a la vida, se expone y se entrega a ser cuidada, sabiéndose en la misión de crecimiento continuo, recibe la luz del sol, el agua de la lluvia, así también procura los nutrientes que precisa a través de sus raíces y forma parte de una red telúrica que le provee de sustento y apoyo, y le permite amplificar lo que es, sabiéndose parte de algo mayor.
Llevado al cuerpo y a nuestra vida, ese tiempo de oscuridad es en realidad un viaje hacia el interior, hacia el reconocimiento de nuestro potencial y hacia la elección de querer nacer a una vida consciente.
Una vez germina la semilla, comienza a aflorar la forma, y es una concreta, nuestro propósito de vida, la misión existencial, nuestro mandato galáctico, y así vamos reconociendo la dote, los dones y talentos que están en nuestra esencia para ser desarrollados, que es preciso cuidemos y cultivemos para que crezcan.
Así en la danza como en la vida, todo en ti está interconectado, en tu interior, con el medioambiente que te rodea y con el cosmos que está contenido en ti como expresión fractal que eres.
Somos semillas estelares de infinito potencial sembradas en la tierra fértil que es nuestro cuerpo.
Tenemos la capacidad de forma sencilla de influenciar nuestra vida a través de lo que pensamos, sentimos, hacemos, decimos. Elegir conscientemente es fundamental, y para ello es clave la intención. El poder de la intención es el inicio de la siembra, cuando nos reconocemos la tierra fértil, nos auto-sembramos con amor y nos comprometemos a cuidar la semilla que somos, sabiendo que dará frutos y que, en el proceso, todo existe como posibilidad de aprendizaje.
La consciencia corporal es la llave que me permite una comunicación eficiente con la mente para que apoye el propósito elegido. Si mi postura envía información al cerebro (sala de mandos del cuerpo a nivel de respuesta química) y este responde en coherencia, cuando yo libero el movimiento y me encuentro en alegría en el cuerpo, lo que va a generar son endorfinas y sustancias que incrementan la sensación de expansión y alegría (estado mental y emocional).
La Conciencia emocional, las emociones son una respuesta automática que se dispara a partir de los pensamientos. El sueño que creamos, nuestro mapa mental, está condicionando el mapa emocional. Aquí la gran novedad es que la biología inicia esta cadena, y desde el cuerpo podemos comenzar la transformación de la vida toda. Bajar de la teoría a la práctica a través del canal-instrumento que nos permite el cuerpo para orquestar la mente que somos.
Reconocer y afinar el instrumento, pasa por ampliar la visión de lo que creíamos que éramos (el sueño inicial estaba muy limitado y condicionado). La realidad ahora es que ya estamos en una nueva era que permite la expansión de la conciencia, pero eso requiere de accionar, de reconocer y poner en práctica la libre voluntad como seres humanos, para influenciar nuestra vida haciendo uso de la sabiduría que ya está en nosotros.
Somos la Nueva Tierra, co-creándonos como nueva Humanidad
Somos la nueva Humanidad, creando una Nueva Tierra..
¡Bienvenid@ humano planetario!
Somos humanos Naturaleza.
Yo soy una con la Tierra.