…para que la magia pueda darse.
Lo he vuelto a poner en práctica y, ¡voilá!, funcionó de nuevo. Tantas veces ha sido así en mi vida que me he decidido a contarte mi última vivencia.
He participado con mi presencia en un juicio real. Fui allí con el corazón bien expandido, para llevar luz a ese momento. Y entre togas negras, frías paredes y rígidos formalismos, la magia pudo darse a través del Amor, de ese amor que se escribe con mayúsculas.
CREER desde el Amor para CREAR lo que deseas. Para mí, significa creer con fe verdadera, con esa fuerza interior que todo lo puede, y confiar entregándome a la vida, sabiendo que siempre acontece lo perfecto; aceptando de antemano cualquier resultado.
Así llegué a la sala de Audiencias, al enjuiciamiento; lo hice desprovista de juicio interno y con los ojos del corazón bien abiertos, decidida a mirar amorosamente todo lo que estaba viviendo.
Ha sido una experiencia increíble y muy reveladora para mí. Ahora mi confianza en el Amor es aún mayor, si cabe. Y por eso te lo cuento, porque creo profundamente en la fuerza del Amor, del propio, del que brota de dentro hacia fuera, con independencia de las circunstancias.
Ese Amor decidido y valiente, que no espera, aunque es capaz de intencionar; que se manifiesta por entero y consigue siempre su propósito de expansión.
Y tanto que se expandió esta vez. Comenzó por el acusado que consiguió hablar desde su corazón, reconocer el error pasado y la voluntad de cambio presente, tranquilo y sereno.
Envolvió mágicamente a la jueza que logró abrir su mirada más humana para conceder, con su veredicto, una aprecidada oportunidad de comenzar de nuevo al hombre que tenía frente a ella, mirándola a los ojos, sin juicio.
Y tocó sin duda al resto de participantes; especialmente a la abogada de oficio, que contenía una feliz sorpresa por el discurrir del evento; impactada por la honesta e inesperada confesión del acusado y el despliegue de humanidad y compasión que la jueza mostró en el enjuiciamiento.
Hoy al despertarme una amiga querida me regaló una historia de Amor. Mi amiga es maestra y en el cuento que les contaba esta semana a sus pequeños grandes alumnos, la niña protagonista fue capaz de abrir los ojos de su corazón para mirar desde el amor; lo hizo gracias a desoír los pre-juicios y juicios que le llegaban por parte de sus amigos hacia una aparente bruja desconocida que resultó ser una mujer muy especial.
“Te pensaba Almu, mientras contaba este cuento en la escuela”, me dijo y sus palabras acariciaron mi corazón con dulzura. Y fue así, que me brotó compartir, primero con ella y ahora contigo, la magia que había tenido oportunidad de vivir, en mi interior, durante la reciente experiencia del juicio con amor.
Y me quedé pensando después en cómo esos juicios o pre-juicios que aparentemente nos llegan desde fuera consiguen hacernos daño porque activan los propios, nuestros juicios internos; y ese juez o jueza que albergamos en nuestro interior suele ser con frecuencia el más implacable y menos amoroso.
Si quieres seguir indagando sobre esto y conocer cómo sería tu vida sin esa autocrítica que menoscaba tantos intentos de avance, cuenta conmigo.
Será un placer guiarte en ese viaje liberador que es volver a conectar con la fuerza del amor que habita en tu corazón.
Un cálido y amoroso abrazo para ti hoy,