Llegó agonizando.
Estaba moribundo cuando nos encontramos.
El primer impulso fue mirar hacia otro lado.
Mirar de frente a la muerte, no resulta fácil.
De inmediato surge el malestar,
la sensación de angustia,
el cuerpo que se paraliza
y la mente que no encuentra explicación.
Todo ello de repente, sin previo aviso.
Curiosamente me hallaba filosofando
sobre lo divino y lo humano,
cuando de golpe me atrapó la Vida
a través de la Muerte.
La intensidad del tránsito.
Tan solo un instante separa la vida de la muerte.
Un aliento último a modo de despedida.
Tal vez sea también la bienvenida a algo que se abre,
que comienza a partir de ese mismo instante.
El gran misterio de la Muerte
es el gran misterio de la Vida.