el fin de la exigencia
Me encuentro en un diálogo muy interesante con mi Ser, que se me antoja algo así como estar en conversación directa con Dios dentro de mí, porque sus palabras son puro Amor, todo Luz, no hay juicio, ni exigencia, control o perfección.
Y, ahora que me escucho, mi Ser interior me susurra con claridad que no precisa nada concreto, ni difícil; solo que me dé el espacio para ser yo misma, que abrace todo lo que se expresa a través de mí, con amor y delicadeza.