Siempre escampa
Así es. Después de la tormenta, siempre llega la calma.
Lo difícil, a veces, es aguantar la espera.
Respetar los tiempos que la Vida maneja.
No perder la esperanza, ni la confianza.
Respirar y volver a respirar.
Así es. Después de la tormenta, siempre llega la calma.
Lo difícil, a veces, es aguantar la espera.
Respetar los tiempos que la Vida maneja.
No perder la esperanza, ni la confianza.
Respirar y volver a respirar.
Llegó a mi vida en forma de aliento.
Eran días de respiración entrecortada.
Y me ayudó a recordar la belleza del suspiro,
el alivio que ofrece el suspiro amplio, confiado.
Ella es respiración en movimiento.
Un latido que abraza y acompaña.
¡¡Qué gran alivio!!
Siento profunda ligereza.
De repente la carga se desvanece,
aunque sea solo por unos instantes eternos.
El cuerpo recupera su sentir liviano
y el corazón late vivaz y contento.
Cuando me encuentro
con una mirada maestra,
lo agradezco y recibo
como una nueva ventana
por la que asomarme a mirar.
Otras realidades,
antes no imaginadas,
entonces son posibles.
Hoy respiro, hondo y profundo, de nuevo.
Y siento el corazón alegre.
Y me invade el gozo de saberme viva.
Y acepto, con paciencia y humildad, cada etapa del camino.
Hoy terminó un recorrido que hemos transitado durante cinco meses y medio.
La Luz no conoce oscuridad alguna,
allí donde llega lo ilumina todo.
LUZ DE LUNA, cuento de una mujer pájaro